Despedimos el verano con un fin de semana largo en Cal Ramonet y la experiencia fue excelente.
Nos alojamos en L'Olivera, cuatro adultos y un bebé de un año. Enriqueta, la propietaria, nos dejó en la nevera productos de su huerto, huevos de sus gallinas y una botella de cava para darnos la bienvenida. Un detallazo.
La estancia fue perfecta: el entorno es absolutamente tranquilo, ideal para descansar en el jardín junto a la piscina y para salir a dar paseos por los caminos que rodean la casa. Hicimos barbacoas (la casa dispone de todo lo necesario) y disfrutamos de un fin de semana super agradable y tranquilo.
Fue un placer, repetiremos.