Los días en Vigidel han sido sensacionales. Naturaleza, aire puro, gente tranquila y amable, vacas y caballos a pie de carretera...
Para mi peque de año y medio ha sido un descubrimiento y para nosotros relax y paz. Tere y su marido nos han tratado de maravilla y la gente del pueblo también. Sin lugar a dudas, repetiríamos (y esperamos hacerlo en cuanto la peque sea más mayor para hacer la senda del Oso en bici).
Ah! Y hemos dormido la mar de frescos! Menudo lujo!
¡¡Que bonito es Astúrias!!
PD. Por mejorar algo (y sólo por mencionarlo) nos hubiera ido bien una tostadora... y un pequeño lavavajillas...